Noticia aparecida en el Diario HOY el 6 de septiembre de 2015:
Zarpazos en la cara buena de la Alcazaba
Mientras se lleva a cabo la restauración en la zona del Alpéndiz, el vandalismo precipita el deterioro del monumento atacando las zonas ya recuperadas
Los tramos rehabilitados recientemente en el recinto árabe sufren numerosos desperfectos
Tania Agúndez, 6 septiembre 2015
La recuperación de la Alcazaba ha sido una de las
intervenciones más aclamadas por los pacenses durante años. Ahora que ya
empieza a ser una realidad, el monumento árabe vuelve a encontrarse de frente a
su mayor enemigo: el vandalismo. Los tramos del recinto amurallado
rehabilitados recientemente ya registran numerosos desperfectos. El gamberrismo
precipita el deterioro de las zonas arregladas mientras que a pocos metros de
allí, en el área del Alpéndiz, se acometen nuevas obras de restauración.
Apenas han transcurrido tres años desde que finalizase la
primera actuación que se llevó a cabo en la Alcazaba -que incluyó el tramo de
muralla que se extiende entre Puerta de Carros y la Torre del Alpéndiz- y este
sector regenerado ya ha sufrido varios zarpazos.
La basura se acumula en las torres, escaleras y la zona
arqueológica. Se pueden ver botellas de plástico, bolsas, colillas, papeles o
cajetillas de tabaco, entre otros desperdicios. Además, varios metros de vallas
que marcan los restos históricos que salieron a la luz durante los trabajos han
sido arrancados o doblados.
Los muros de contención que se levantaron para sostener la
tierra también han sido víctimas de los actos incívicos. Algunas de las losas
de pizarra que se colocaron para construir estas cercas han sido despegadas a
golpes y ahora se pueden ver tiradas por el suelo.
Especialmente agresivo ha sido el daño que ha sufrido la
propia muralla. Una gran franja de muro que discurre alrededor de la Torre de
las Siete Ventanas está llena de mensajes realizados con objetos punzantes. Los
autores de estos destrozos han raspado el revestimiento del lienzo para
escribir nombres, fechas o frases. Andrea, Azahara, Celia, Diego, Verónica,
Sergio o Marta han querido dejar su huella en el monumento lijando el
enfoscado. También han escrito años como '2013' o '2014' (en alusión al momento
en el que se hicieron estas señales) o notas como 'Soñar contigo', 'Ahora,
aquí, conmigo' o 'Magia'.
Así, en muchas partes de la Alcazaba la capa de mortero que
reviste el muro está plagada de escritos y ralladuras. De hecho, en varias
zonas simplemente se aprecia la superficie raspada y con huecos abiertos a
golpes. Estas heridas ya marcan el tramo arreglado del recinto árabe.
Las almenas también se han visto afectadas por los ataques
de los gamberros. En muchas de ellas se pueden ver garabatos y pintadas
realizadas con lápices de colores o rotuladores.
Tras rehabilitar este sector de la fortificación, el
Ayuntamiento instaló nuevos paneles explicativos en diferentes puntos del
enclave. Esta nueva cartelería también ha sido dañada. La señalización que hay
junto a la Puerta del Capitel ha sido estropeada y en estos instantes el tablón
resulta incomprensible. Algo similar sucedió hace unos meses con la indicación
colocada junto a las ermitas del Rosario y la Consolación, aunque en este caso
ya ha sido repuesta. Otros paneles están pintados o despegados. Hay que
recordar que el Consistorio invirtió en estas señales turísticas 55.200 euros.
El segundo tramo de la Alcazaba que se sometió a una
intervención fue el que discurre por los Jardines de la Galera. Este sector de
la muralla que sufrió un derrumbe en enero de 2013 se recuperó el año pasado y
actualmente ya registra pequeños desperfectos. Aunque los daños que sufre esta
zona del monumento son menores que en la otra parte de la muralla, ya se puede
observar cómo la basura se acumula en el paseo de ronda y en las escaleras.
A este espacio se accede por las escalinatas que hay junto a
la cafetería de la Facultad de Comunicación y desde la parte superior del
lienzo se pueden contemplar los destrozos que los vándalos han causado en las
letrinas del antiguo Hospital Militar, construido en la mitad del siglo XIX
sobre los restos del Hospital Real. Durante las obras se reparó el cuerpo
superior y la cubierta de esta construcción, que en aquellos momentos se
encontraban en ruinas. Hoy en día algunas tejas vuelven a estar rotas y por la
cubierta hay esparcidas bolsas de plástico y botellas.
Junto a las letrinas se destapó durante la restauración una
torre circular. Junto a ella hay escritos mensajes con rotuladores similares a
los que se localizan en el tramo rehabilitado en la primera fase.
Estos no son los primeros ataques que sufre la Alcazaba.
Especialmente sangrantes fueron los destrozos que se registraron en el mes de
mayo, cuando arrancaron piezas de la muralla.
Debido a estos hechos, numerosos colectivos de ciudadanos,
como la Asociación Cívica Ciudad de Badajoz, han solicitado al Ayuntamiento en
diversas ocasiones que aumente la vigilancia en este enclave y se cierre por la
noche para evitar que se degrade. El Consistorio descarta esta opción y baraja
otras soluciones como poner cámaras de vigilancia para disuadir a los gamberros
de llevar a cabo este tipo de actos. Estos comportamientos están castigados por
la Ley. El delito por daño al patrimonio está recogido en el artículo 323 del
Código Penal. Puede suponer una pena de prisión de uno a tres años y multa de
doce a veinticuatro meses. Los autores también tendrían que pagar lo que cuesta
reparar la muralla.
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