Esta
historieta o sainete tan cómico de nuestra idiosincrasia regional comienza
hace cinco años. Yo pertenecía desde
2008 a una asociación de reconstrucción histórica, esos años estaban plagados
de bicentenarios de grandes gestas y desastres militares, pero por encima de
todo del surgimiento de la nación moderna española.
Badajoz
sufrió cinco sitios durante este periodo, su condición de plaza fronteriza y
fuertemente defendida implicaba que la ciudad debía tomar un rol importante en
la estrategia global de la Guerra de la Independencia. Ya había sido un punto
de partida de tropas españolas en sucesivas invasiones a Portugal, pero es en 1811 cuando su condición de
“llave” para acceder al territorio luso se hace patente. En su esfuerzo por apoyar la invasión de
Massena el mariscal Soult sale desde Sevilla y ataca las plazas de Olivenza y
Badajoz… Malos años para la población civil de la ciudad que se redujo
considerablemente, en ocasiones refugiándose en la vecina y antes enemiga
ciudad de Elvas. En manos francesas la plaza se dio la situación inversa, el
ejército británico necesitaba tomar Badajoz para poder invadir España, en la
sangrienta noche del 6 de abril de 1812 es tomada al asalto por Wellington,
cuyas tropas se dieron al saqueo y pillaje asesinando a un centenar de los
pocos vecinos que quedaban y maltratando al resto.
Por
todos estos hechos que los lectores seguro conocerán Badajoz se merecía
conmemorar la efeméride de una manera digna, a la altura de otras ciudades y
pueblos que explotaban acontecimientos de calado menor. Es por ello que tomé
contacto con la Asociación Cívica Ciudad de Badajoz para presentarles un
borrador del proyecto de recreación histórica del primer sitio. Los hechos históricos deben recordarse
de manera oficial, por supuesto, la foto siempre queda bien, y algo queda de
recuerdo. Pero esta efeméride en concreto merecía algo más, algo que una ciudad
como Badajoz podía ofrecer a sus ciudadanos sin problemas: representar en sus
mismas calles los hechos ocurridos en 1811-1812 transportando al público al
pasado por unas horas.
Y de
eso, un pequeño grupo de apasionados por la historia y ciudadanos con
conciencia de ciudad e Historia hicimos nuestra bandera. Era posible organizar
unas celebraciones como hacían otras capitales, era posible traer a Badajoz
unas 150 personas que escenificaran el sitio, era posible hacer que los
badajocenses supieran quién fue Rafael Menacho y hacer que mirasen sus
monumentos y la ciudad que pisaban de otra manera.
Se
contaba con el apoyo del Ejército, que siempre ayuda de buena gana para estas
cosas si se le pide. Se logró reunir una cantidad de dinero suficiente, las
fechas en las que se planteó eran buenas y podían acudir recreadores del resto
de España, en Europa los ingleses preguntaban si se haría algo en Badajoz para
tomar el avión y venir a recordar a sus muertos de 1812. La recreación
histórica era viable siendo enmarcada y acompañada de ciclos de conferencias y
actos, que sí que se hicieron.
Sólo
faltaba una cosa a mi entender: el compromiso y la ayuda legal del
Ayuntamiento. Un evento de este tipo es algo más complejo que organizar un
concurso de baile regional, se necesitan permisos y licencias municipales, es
necesaria la autorización de la delegación de gobierno dos meses antes de
llevarse a cabo.
A
finales de 2010 un grupo de entusiastas y el que escribe nos reunimos con el
entonces concejal Germán López Iglesias
en representación de la concejala de cultura, se le presentó un conjunto de
propuestas de cara a los bicentenarios, de las cuales se llevaron a cabo
algunas.
El
ahora delegado del gobierno se mostró muy atento a los proyectos, tomó notas, e
incluso pudo disparar un fusil de chispa como los que pensábamos veríamos por
Badajoz en unos meses. 2011 pasó con el silencio institucional, se llevaron a
cabo actos de memoria de los hechos, exposiciones, conferencias e incluso
conciertos; pero nada supimos de la recreación…
(Continuará...)
JJ García