LA MALDICIÓN DE BADAJOZ,
por Pedro Bueno
Nuestra región es prolija en ciudades hermanas al otro lado del
Atlántico, así, Mérida, Trujillo, Medellín, Guadalupe... son pronunciadas a
diario con acento extremeño, mejicano o colombiano, por poner sólo algunos
ejemplos.
Badajoz también es el patrón en la denominación de algunos enclaves
lejanos, pero parece ser que el nombre de nuestra ciudad no siempre ha corrido
buena suerte. Así hubo en el Caribe una ciudad llamada Vadajoz (la nuestra
también aparece con esta grafía en algunos documentos de los siglos XV y XVI),
y que apenas nació, desapareció, quizás arrasada por una tormenta tropical.
También hay un par de aldeas en Brasil, llamadas Badajoz, aunque allí
lo escriben como lo pronunciarían nuestros vecinos portugueses, Badajos. En el
país del Amazonas también un lago luce nuestro nombre, y no es el único
accidente geográfico con el topónimo Badajoz. En las Canarias y concretamente
en Tenerife, hay un barranco que se llama así, barranco de Badajoz, y según
cuentan, es un lugar embrujado, marcado por avistamientos OVNIS y sucesos
paranormales.
Por último, en las Islas Filipinas hasta hace poco tiempo existía una
ciudad con el nombre de Pueblo de Badajoz, que lamentablemente lo cambió por
San Agustín, quién sabe si buscando mejorar su suerte.
Muy curioso.
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