Mientras que otras ciudades nominadas en La Raya como Ciudad Rodrigo, Valença do Minho y Olivenza han rehabilitado sus construcciones abaluartadas, Badajoz no ha comenzado
NATALIA REIGADAS
Badajoz puede presumir de tener tres ciudades Patrimonio de la Humanidad a menos de 100 kilómetros: Cáceres, Mérida y Évora. Sin embargo, desde hace tres años, tiene la posibilidad de presumir por sí misma de tener patrimonio de valor universal en sus calles. En 2005, las fortificaciones abaluartadas de La Raya, entre ellas las pacenses, entraron en la lista indicativa española, el primer paso para ser nombradas Patrimonio de la Humanidad. Otras ciudades amuralladas de esta red fronteriza han hecho los deberes y han rehabilitado sus monumentos. Sin embargo, Badajoz se ha quedado atrás, ya que la muralla abaluartada y el Fuerte de San Cristóbal continúan sin recuperarse.
No sólo no han sido rehabilitados, sino que los derrumbes, la suciedad y la vegetación han conquistado monumentos importantes como el fuerte, el revellín de San Roque y la muralla, tres de los reclamos con los que cuenta Badajoz para estar en el punto de mira de la Unesco.
Si esta situación continúa así, dentro de unos años podría suceder que Elvas y Olivenza, que actualmente está reconstruyendo una parte de su muralla derrumbada, y otras localidades fronterizas fuesen nombradas Patrimonio de la Humanidad y que Badajoz se quedase fuera a pesar de que, según los expertos en patrimonio, cuenta con una de las construcciones abaluartadas más significativas. Para Moisés Cayetano, ex concejal del Ayuntamiento de Badajoz y experto en La Raya, «sería humillante que se diese esta situación».
El ex edil pacense ha sido uno de los promotores del proyecto de las ciudades abaluartadas y su camino hacia el futuro nombramiento de la Unesco. Sin embargo, confiesa con frustración que en estos tres años «no ha habido mucho movimiento» y pide al consistorio pacense que reaccione y cumpla sus compromisos. Cayetano se refiere a una moción presentada por él mismo, que se aprobó antes de que abandonase el Ayuntamiento. Fue en junio de 2005 y los concejales pacenses aprobaron por unanimidad iniciar los trámites para rehabilitar el Fuerte de San Cristóbal, uno de los máximos exponentes de las fortificaciones abaluartadas. Cuatro años después no hay noticias sobre esta recuperación, que sería fundamental para que Badajoz continuase el camino hacia el Patrimonio de la Humanidad.
Con retraso
La historia de la nominación de las localidades de La Raya a Patrimonio de la Humanidad es una historia en la que Badajoz era uno de las ciudades mejor situadas para encabezar la candidatura pero en la que, poco a poco, la capital pacense se ha ido retrasando mientras otros lugares recogían el protagonismo.
Ciudad Rodrigo, en Salamanca, fue el primer pueblo en presentar un proyecto para que la red fronteriza fuese nominada. Logró el apoyo de la Junta de Castilla y León y el Instituto para la Conservación de Monumentos y Sitios Históricos (ICOMOS), dependiente de la Unesco, incluyó las fortificaciones abaluartadas en la lista española de candidatos a Patrimonio de la Humanidad.
Una vez incluidos en esta lista, es necesario que las ciudades se preparen y presenten un proyecto que logre llegar hasta la Unesco. Hace dos años, representantes del ICOMOS acudieron a Badajoz para una reunión en la que participó Moisés Cayetano. «Nos dijeron que era un proyecto muy grande porque hay decenas de ciudades abaluartadas entre España y Portugal pero que, lo más importante, era que unas cuantas encabezaran el proyecto».
Ciudad Rodrigo, Almeida, Valença do Minho, Elvas, Olivenza y Badajoz fueron las localidades escogidas para hacer frente a este reto. Dos años después, las dos primeras han concluido con la rehabilitación de su patrimonio abaluartado. Por su parte, Elvas y Olivenza están llevando a cabo esta recuperación. Finalmente, Badajoz «no ha hecho absolutamente nada», concluye Moisés Cayetano, por lo que puede quedarse fuera. Otro problema es que Elvas ha decidido presentarse en solitario en la lista portuguesa con la intensión de llegar a la Unesco. Un inconveniente más para que Badajoz logre llegar.
De gran valor
El Fuerte de San Cristóbal, el revellín de San Roque y la muralla abaluartada son algunos de los vestigios con los que cuenta Badajoz para estar en la candidatura. Todos son de gran valor, pero todos necesitan una intervención integral, según explica Moisés Cayetano. «San Cristóbal necesita ser rehabilitado y podría convertirse, como se dijo en su día, en una instalación de hostelería para que todos los pacenses pudiesen disfrutarlo. El revellín de San Roque está en una situación situación similar».
Muchos pacenses han pasado tantas veces junto a estos monumentos que son parte del paisaje. Se trata de elementos de gran importancia, según explica el historiador Álvaro Meléndez, por tres causas. «Históricamente por las guerras y conflictos que justifican estas construcciones militares, patrimonialmente porque se trata de un conjunto enorme y con elementos muy variados y además, porque han marcado el desarrollo urbanístico de la ciudad».
Según Meléndez, Badajoz no es una ciudad amurallada más. «Era una de las plazas más fuertes de España con Cádiz y La Coruña y además, es especialmente valiosa, no por la calidad de sus materiales sino por la variedad, ya que cuenta con una gran representación de los elementos característicos de las fortificaciones abaluartadas». En concreto, según este historiador pacenses, «hay unos 60 elementos monumentales de las fortificaciones y Badajoz llegó a tener unos 40, ahora, algunos se han perdido pero sigue teniendo más de 20».
Por esta razón, «sería un ejemplo perfecto para que los visitantes acudiesen a visitarlo y conocer los elementos abaluartados», concluye Meléndez.
NATALIA REIGADAS
Badajoz puede presumir de tener tres ciudades Patrimonio de la Humanidad a menos de 100 kilómetros: Cáceres, Mérida y Évora. Sin embargo, desde hace tres años, tiene la posibilidad de presumir por sí misma de tener patrimonio de valor universal en sus calles. En 2005, las fortificaciones abaluartadas de La Raya, entre ellas las pacenses, entraron en la lista indicativa española, el primer paso para ser nombradas Patrimonio de la Humanidad. Otras ciudades amuralladas de esta red fronteriza han hecho los deberes y han rehabilitado sus monumentos. Sin embargo, Badajoz se ha quedado atrás, ya que la muralla abaluartada y el Fuerte de San Cristóbal continúan sin recuperarse.
No sólo no han sido rehabilitados, sino que los derrumbes, la suciedad y la vegetación han conquistado monumentos importantes como el fuerte, el revellín de San Roque y la muralla, tres de los reclamos con los que cuenta Badajoz para estar en el punto de mira de la Unesco.
Si esta situación continúa así, dentro de unos años podría suceder que Elvas y Olivenza, que actualmente está reconstruyendo una parte de su muralla derrumbada, y otras localidades fronterizas fuesen nombradas Patrimonio de la Humanidad y que Badajoz se quedase fuera a pesar de que, según los expertos en patrimonio, cuenta con una de las construcciones abaluartadas más significativas. Para Moisés Cayetano, ex concejal del Ayuntamiento de Badajoz y experto en La Raya, «sería humillante que se diese esta situación».
El ex edil pacense ha sido uno de los promotores del proyecto de las ciudades abaluartadas y su camino hacia el futuro nombramiento de la Unesco. Sin embargo, confiesa con frustración que en estos tres años «no ha habido mucho movimiento» y pide al consistorio pacense que reaccione y cumpla sus compromisos. Cayetano se refiere a una moción presentada por él mismo, que se aprobó antes de que abandonase el Ayuntamiento. Fue en junio de 2005 y los concejales pacenses aprobaron por unanimidad iniciar los trámites para rehabilitar el Fuerte de San Cristóbal, uno de los máximos exponentes de las fortificaciones abaluartadas. Cuatro años después no hay noticias sobre esta recuperación, que sería fundamental para que Badajoz continuase el camino hacia el Patrimonio de la Humanidad.
Con retraso
La historia de la nominación de las localidades de La Raya a Patrimonio de la Humanidad es una historia en la que Badajoz era uno de las ciudades mejor situadas para encabezar la candidatura pero en la que, poco a poco, la capital pacense se ha ido retrasando mientras otros lugares recogían el protagonismo.
Ciudad Rodrigo, en Salamanca, fue el primer pueblo en presentar un proyecto para que la red fronteriza fuese nominada. Logró el apoyo de la Junta de Castilla y León y el Instituto para la Conservación de Monumentos y Sitios Históricos (ICOMOS), dependiente de la Unesco, incluyó las fortificaciones abaluartadas en la lista española de candidatos a Patrimonio de la Humanidad.
Una vez incluidos en esta lista, es necesario que las ciudades se preparen y presenten un proyecto que logre llegar hasta la Unesco. Hace dos años, representantes del ICOMOS acudieron a Badajoz para una reunión en la que participó Moisés Cayetano. «Nos dijeron que era un proyecto muy grande porque hay decenas de ciudades abaluartadas entre España y Portugal pero que, lo más importante, era que unas cuantas encabezaran el proyecto».
Ciudad Rodrigo, Almeida, Valença do Minho, Elvas, Olivenza y Badajoz fueron las localidades escogidas para hacer frente a este reto. Dos años después, las dos primeras han concluido con la rehabilitación de su patrimonio abaluartado. Por su parte, Elvas y Olivenza están llevando a cabo esta recuperación. Finalmente, Badajoz «no ha hecho absolutamente nada», concluye Moisés Cayetano, por lo que puede quedarse fuera. Otro problema es que Elvas ha decidido presentarse en solitario en la lista portuguesa con la intensión de llegar a la Unesco. Un inconveniente más para que Badajoz logre llegar.
De gran valor
El Fuerte de San Cristóbal, el revellín de San Roque y la muralla abaluartada son algunos de los vestigios con los que cuenta Badajoz para estar en la candidatura. Todos son de gran valor, pero todos necesitan una intervención integral, según explica Moisés Cayetano. «San Cristóbal necesita ser rehabilitado y podría convertirse, como se dijo en su día, en una instalación de hostelería para que todos los pacenses pudiesen disfrutarlo. El revellín de San Roque está en una situación situación similar».
Muchos pacenses han pasado tantas veces junto a estos monumentos que son parte del paisaje. Se trata de elementos de gran importancia, según explica el historiador Álvaro Meléndez, por tres causas. «Históricamente por las guerras y conflictos que justifican estas construcciones militares, patrimonialmente porque se trata de un conjunto enorme y con elementos muy variados y además, porque han marcado el desarrollo urbanístico de la ciudad».
Según Meléndez, Badajoz no es una ciudad amurallada más. «Era una de las plazas más fuertes de España con Cádiz y La Coruña y además, es especialmente valiosa, no por la calidad de sus materiales sino por la variedad, ya que cuenta con una gran representación de los elementos característicos de las fortificaciones abaluartadas». En concreto, según este historiador pacenses, «hay unos 60 elementos monumentales de las fortificaciones y Badajoz llegó a tener unos 40, ahora, algunos se han perdido pero sigue teniendo más de 20».
Por esta razón, «sería un ejemplo perfecto para que los visitantes acudiesen a visitarlo y conocer los elementos abaluartados», concluye Meléndez.
Proponen crear un consorcio
La Asociación Cívica Ciudad de Badajoz es una de las agrupaciones que más ha luchado en los últimos meses por la nominación pacense a Patrimonio de la Humanidad. Esta agrupación propone que se cree un consorcio o una plataforma para promocionar este proyecto «tal y como han hecho para apostar por la candidatura de Plasencia, Trujillo y el Parque de Monfragüe, así se hacen las cosas», explica José Manuel Bueno, presidente de la asociación.
Bueno cree que es fundamental que se haga un proyecto serio porque, por el momento, no se ha dado ni un solo paso para recuperar la muralla abaluartada. Otro factor fundamental para la Asociación Cívica es que los pacenses sepan que su ciudad puede ser Patrimonio de la Humanidad. «Creo que mucha gente se sorprendería y apostaría por el proyecto».
Para José Manuel Bueno, el primer paso es rehabilitar el Fuerte de San Cristóbal e impulsar la unión con Elvas. «Creo que ambas localidades juntas tendrían más peso, no es lógico que estén separadas». Así mismo, propone arreglar la muralla y crear una plataforma que promocione el valor de este patrimonio.
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