¿Hay motocacas en Badajoz?
Un gran amigo va diciendo por ahí que nunca volveré a escribir nada. Que voy a convertirme en un escritor de un solo libro. Que una vez que he publicado mi primera novela ya no voy a poder escribir nada bueno. Que no voy a ser capaz de superarlo. De superarme a mí mismo. Y lo dice de buenas, me quiere y lo dice no como una crítica sino como un elogio a mi primer y único libro. Seguramente tenga razón en mi capacidad de superación. No porque haya puesto el listón demasiado alto, sino porque sabe que nunca se me ha dado bien superar retos, aunque esos retos sean parte de mi persona.
Hoy ha estado a punto de atropellarme un motocacas. Es una de las cosas que tiene vivir en mi mundo y no morar ya en Badajoz. En mi fronteriza ciudad natal me han pasado muchísimas cosas. Agradables, desagradables, curiosas, rutinarias, inconfesables, ilegales… Pero nunca había estado a punto de que me atropellara un motocacas. De hecho, ni sabía lo que era. Me lo ha tenido que decir la chica que me ha salvado del atropello. Un motocacas es una especie de motocicleta o cortacésped grande, con un operario municipal encima, que aspira las heces que los perros dejan por la vía pública. En Badajoz las chicas me habían salvado de muchísimas cosas. Pero nunca de ser atropellado por un motocacas.
Desde que salí de Badajoz acostumbro a interesarme por la actualidad local más de lo que lo hacía cuando estaba allí. Es extraño, pero cuando más te alejas de algo, más te interesa. Empiezas a tener necesidad de todo lo que ocurre allí donde está la gente que te importa. Tu familia, tus seres queridos, el amigo que asegura que nunca volverás a escribir otro libro…
Pero por más que leo la prensa regional, hablo con amigos, con asociaciones, buceo por internet… No hay nada por Badajoz relacionado con atropellos de motocacas. Y no porque no haya cacas ni gente susceptible de ser atropellada. Es más, diría que Badajoz tiene un problema de cacas del tamaño de un meteorito y meteoritos con ganas de atropellar a gente susceptible de ello.
El Ayuntamiento de Madrid dispone de 54 motocacas, pero según la oposición, únicamente salen diariamente a la calle 28. Uno de ellos ha estado a punto de atropellarme.
Dicen que cuando ves la muerte de cerca, pasan delante de ti un resumen de tu vida a modo de película con fotogramas de la gente que te importa. A mí no me ha pasado. Singularmente me he visto en el Teatro López de Ayala presenciando un cortometraje que narraba la historia de una flota de 28 motocacas municipales que recorrían el casco antiguo de Badajoz de arriba a abajo atropellando gente. Ninguno de ellos era yo. ¿Llevo mucho tiempo sin andar por Badajoz? Quizás sea esa una señal de los míos para que baje a verlos. O simplemente, no he estado cerca de la muerte y tengo la cabeza cada vez peor.
El Grupo Socialista del Ayuntamiento de Madrid afirma que “la inhibición municipal ha provocado que la suciedad por excrementos caninos aumente a un ritmo del 10% anual y ha conseguido que Madrid sea la capital europea con más cacas de perro en sus calles”. A pesar de ello, a mí ha estado a punto de atropellarme un motocacas. Y se supone que 26 de ellas están en los cantones de limpieza por estar averiadas o por falta de conductores. 26 motocacas pagadas de los impuestos de todos los madrileños. Yo no tengo problemas al respecto, sigo empadronado en Badajoz y allí van mis tributos. Aunque a veces pienso que por ello debería reclamar motocacas para el casco antiguo. Y para el moderno, ¡Qué demonios!
Hay una página en internet que se dedica a comerciar con las deposiciones (por no volver a decir caca) de los famosos de Hollywood. Bueno, con las deposiciones y demás restos orgánicos que puedan ser interesantes para el fanático medio, ya que Celebrity Skin and bodily fluids (o algo así que se llama el invento en cuestión), tiene una amplia gama de casquería famosil. Quizás mi amigo, que tanto me quiere, que está convencido de que nunca volveré a escribir otro libro, espere de mí que algún día se vendan ahí defecaciones pacenses que procedan de mi cuerpo.
Por si hay alguna o algún interesado, le aviso ya que Fecal Matter de Luke Perry no quedan, pero sí bacterias del mismo a 8,75 dólares. Quién nos iba a decir en aquellos años en los que estábamos enloquecidas con ese maldito y locuelo malandrín de Dylan McKey de Sensación de Vivir, que a estas alturas de la vida yo haya estado a punto de ser atropellado por un motocacas y se agoten las existencias de Fecal Matter de Luke. Fecal Matter, por cierto, fue uno de los primeros grupos que montó el ínclito gurú del grunge Kurt Cobain. Años después, Kobain moría, pero no atropellado por un motocacas.
Hoy ha estado a punto de atropellarme un motocacas. No hubiera sido una mala forma de morir, pero no quiero darle la razón a la gente sin más. No quiero que ese gran amigo que va diciendo por ahí que nunca volveré a escribir nada se lleve la razón. Que voy a convertirme en un escritor de un solo libro. Que una vez que he publicado mi primera novela ya no voy a poder escribir nada bueno. Que no voy a ser capaz de superarlo. Y todo porque me atropelle un motocacas. Si siguiera viviendo en Badajoz podría demostrarle que no tiene razón.
Fdo: Mister Barbie
Hoy ha estado a punto de atropellarme un motocacas. Es una de las cosas que tiene vivir en mi mundo y no morar ya en Badajoz. En mi fronteriza ciudad natal me han pasado muchísimas cosas. Agradables, desagradables, curiosas, rutinarias, inconfesables, ilegales… Pero nunca había estado a punto de que me atropellara un motocacas. De hecho, ni sabía lo que era. Me lo ha tenido que decir la chica que me ha salvado del atropello. Un motocacas es una especie de motocicleta o cortacésped grande, con un operario municipal encima, que aspira las heces que los perros dejan por la vía pública. En Badajoz las chicas me habían salvado de muchísimas cosas. Pero nunca de ser atropellado por un motocacas.
Desde que salí de Badajoz acostumbro a interesarme por la actualidad local más de lo que lo hacía cuando estaba allí. Es extraño, pero cuando más te alejas de algo, más te interesa. Empiezas a tener necesidad de todo lo que ocurre allí donde está la gente que te importa. Tu familia, tus seres queridos, el amigo que asegura que nunca volverás a escribir otro libro…
Pero por más que leo la prensa regional, hablo con amigos, con asociaciones, buceo por internet… No hay nada por Badajoz relacionado con atropellos de motocacas. Y no porque no haya cacas ni gente susceptible de ser atropellada. Es más, diría que Badajoz tiene un problema de cacas del tamaño de un meteorito y meteoritos con ganas de atropellar a gente susceptible de ello.
El Ayuntamiento de Madrid dispone de 54 motocacas, pero según la oposición, únicamente salen diariamente a la calle 28. Uno de ellos ha estado a punto de atropellarme.
Dicen que cuando ves la muerte de cerca, pasan delante de ti un resumen de tu vida a modo de película con fotogramas de la gente que te importa. A mí no me ha pasado. Singularmente me he visto en el Teatro López de Ayala presenciando un cortometraje que narraba la historia de una flota de 28 motocacas municipales que recorrían el casco antiguo de Badajoz de arriba a abajo atropellando gente. Ninguno de ellos era yo. ¿Llevo mucho tiempo sin andar por Badajoz? Quizás sea esa una señal de los míos para que baje a verlos. O simplemente, no he estado cerca de la muerte y tengo la cabeza cada vez peor.
El Grupo Socialista del Ayuntamiento de Madrid afirma que “la inhibición municipal ha provocado que la suciedad por excrementos caninos aumente a un ritmo del 10% anual y ha conseguido que Madrid sea la capital europea con más cacas de perro en sus calles”. A pesar de ello, a mí ha estado a punto de atropellarme un motocacas. Y se supone que 26 de ellas están en los cantones de limpieza por estar averiadas o por falta de conductores. 26 motocacas pagadas de los impuestos de todos los madrileños. Yo no tengo problemas al respecto, sigo empadronado en Badajoz y allí van mis tributos. Aunque a veces pienso que por ello debería reclamar motocacas para el casco antiguo. Y para el moderno, ¡Qué demonios!
Hay una página en internet que se dedica a comerciar con las deposiciones (por no volver a decir caca) de los famosos de Hollywood. Bueno, con las deposiciones y demás restos orgánicos que puedan ser interesantes para el fanático medio, ya que Celebrity Skin and bodily fluids (o algo así que se llama el invento en cuestión), tiene una amplia gama de casquería famosil. Quizás mi amigo, que tanto me quiere, que está convencido de que nunca volveré a escribir otro libro, espere de mí que algún día se vendan ahí defecaciones pacenses que procedan de mi cuerpo.
Por si hay alguna o algún interesado, le aviso ya que Fecal Matter de Luke Perry no quedan, pero sí bacterias del mismo a 8,75 dólares. Quién nos iba a decir en aquellos años en los que estábamos enloquecidas con ese maldito y locuelo malandrín de Dylan McKey de Sensación de Vivir, que a estas alturas de la vida yo haya estado a punto de ser atropellado por un motocacas y se agoten las existencias de Fecal Matter de Luke. Fecal Matter, por cierto, fue uno de los primeros grupos que montó el ínclito gurú del grunge Kurt Cobain. Años después, Kobain moría, pero no atropellado por un motocacas.
Hoy ha estado a punto de atropellarme un motocacas. No hubiera sido una mala forma de morir, pero no quiero darle la razón a la gente sin más. No quiero que ese gran amigo que va diciendo por ahí que nunca volveré a escribir nada se lleve la razón. Que voy a convertirme en un escritor de un solo libro. Que una vez que he publicado mi primera novela ya no voy a poder escribir nada bueno. Que no voy a ser capaz de superarlo. Y todo porque me atropelle un motocacas. Si siguiera viviendo en Badajoz podría demostrarle que no tiene razón.
Fdo: Mister Barbie
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