Desde mi Baluarte: "No apto para pesimistas"

"No apto para pesimistas"

Dicen los “negativos” en Badajoz que “un pesimista es un optimista bien informado”. Te lo dicen con seguridad, balanceando la cabeza de un lado a otro mientras una mueca de desaprobación inunda su cara. Incluso, si tienen un buen día, suelen acompañarlo con algún gesto de sus manos para reforzar su fatídica premonición sobre el futuro de la Ciudad: “no hay nada que hacer”… Algunos de ellos parecen disfrutar fustigándose con el látigo del pesimismo e incluso parecen regocijarse empapándose e impregnándose de esa negatividad de la que han hecho su forma de vida y que les da licencia para no actuar.

Desde mi punto de vista, esta postura no es más que un posicionamiento muy cómodo que te sitúa en la inoperancia ante los problemas de Badajoz, todos ellos solucionables, y una especie de parapeto en el que escudarse para justificar la inacción tan típica pacense. Pues bien, si nos limitamos tan sólo a datos e información contrastada y real, los “optimistas”, por fin, podemos sacar pecho ya que son más los datos sobre Badajoz que invitan al optimismo y a la ilusión por el desarrollo de la Ciudad que aquellos otros datos negativos que vaticinan el fin de los días para la capital provincial.

Está claro que la vida diaria de la capital pacense nos deja infinidad de problemas que hay que resolver, como en otras muchas ciudades, y de los que somos partícipes, como puede ser el tráfico o, el caballo de batalla de Badajoz, la limpieza. Pero no es menos cierto que los proyectos que están por llegar son como poco ilusionantes y algunos de ellos son de los que realmente cambian para bien la fisonomía y la imagen de la ciudad, tirando hacia arriba tanto de ella como de la Región. Somos muchos los que pensamos que Badajoz, dentro de unos pocos años, entrará de lleno en uno de sus mejores momentos históricos, quizás el más sobresaliente de su dilatada y azarosa existencia. Los proyectos en los que estamos inmersos y aquellos otros que están a punto de cristalizar respaldan con creces esta afirmación.

Son muchas las ciudades que les gustaría ver, como es el caso de Badajoz, la llegada de nuevos centros comerciales, el interés por ellas de firmas tan prestigiosas como IKEA, la realización de edificios emblemáticos como el de Caja Badajoz o la Biblioteca del Estado, la rehabilitación del Guadiana a su paso por la Ciudad, la implantación de la Plataforma Logística con lo que ello conlleva en cientos de puestos de trabajo, la rehabilitación integral de su Alcazaba, la llegada del AVE con construcción de una estación internacional emblemática e, incluso, como guinda del pastel, la posibilidad de ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO dentro del sistema de fortalezas abaluartadas. Todos estos proyectos no son más que una muestra de las bondades que el futuro nos depara y que, por supuesto, invitan con creces a ser optimistas. Ahora bien, el futuro de todos ellos como el de la Ciudad pasa y pasará por su ciudadanía, por el impulso que todos nosotros, todos sus ciudadanos, seamos capaces de darles. Si conseguimos creer en nuestras posibilidades, si conseguimos juntar voluntades, sumar y no restar, remar en la misma dirección y dejarnos de tirar piedras los unos a los otros según el color del partido al que se pertenece, podemos tener la certeza que Badajoz entrará de lleno y con sobresaliente en el mejor momento de su historia.

Por lo tanto, por una vez, y sin que sirva de precedente, “el optimista, en Badajoz, también es un ciudadano bien informado”.

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