Ante la finalización de las obras de restauración del Baluarte de la Trinidad, la Asociación Cívica no puede más que lamentar una nueva oportunidad perdida con esta obra para poner en valor la muralla abaluartada.
La Asociación Cívica considera tres aspectos fundamentales por lo que califica negativamente la intervención en el Baluarte:
Primero. Se trata de una intervención que impacta en el monumento, que no respeta su constitución y estética original y confunde al visitante.
Segundo. No ha cumplido algunas de las premisas fundamentales marcadas en el proyecto original.
Tercero. Demanda un mantenimiento difícilmente otorgable en nuestra ciudad y un diseño que se defiende escasamente del pequeño vandalismo, como sucederá con ramales de riego al aire, la existencia de zonas de escasa iluminación en la parte central del adarve, restos arqueológicos aislados, etc.
En el primer punto, se ha abusado de las nuevas construcciones, del acero Cor-ten y del hormigón. Cierto es que el adarve necesita sustentación y estructuras adecuadas para ser transitable, pero esas estructuras modernas desvirtúan la interpretación adecuada del baluarte, que recordemos era diferente a otros al encontrarse junto a la muralla el antiguo convento de los trinitarios.
La cantidad de pasadizos bordeados de acero Cor-ten tampoco contribuye a ensalzar el valor de los restos arqueológicos sacados a la luz, y que por su disposición y acabado del entorno se formarán embalsamientos de agua.
El voladizo en el adarve, por su tipología y material, otorga un aspecto general de moderna estación de autobuses y no de interior de un baluarte, volviendo a “engañar” al visitante pues no existió nunca una pasarela de ese tipo.
En el punto segundo. Uno de los objetivos de la reforma era eliminar el desnivel entre la calle y el baluarte para facilitar su integración y el tránsito de peatones. Ese objetivo no se ha cumplido, pues sigue estando compartimentado con muretes que salvan los desniveles y “aíslan” el baluarte del tránsito de personas.
Por último, en lo que se refiere al punto tercero, y al igual que sucedió con el baluarte de San Pedro, en la Trinidad veremos cómo en pocas semanas el aspecto decrépito se va a ir instalando a medida que los ramales de riego por goteo que quedan a la vista sean arrancados, las plantas se sequen, la explanada central se vaya llenando de malas hierbas, los huecos de los restos arqueológicos se llenen de basura que nadie retire por la gran dificultad que tiene retirar la basura de algunos recovecos, cuando en las zonas del adarve menos iluminadas llamen a su uso incívico (pintadas, consumo de alcohol y otras sustancias, etc…) que poco o nada invitará a su paseo.
Lamentamos igualmente que no se haya aprovechado la obra para reconstruir parte de la muralla en la calle Rivilla y no se haya aligerado el entorno del Baluarte de la vegetación absurda e inservible que lo rodea y que impide su visualización. Por supuesto, la reconstrucción de las garitas nos ha parecido muy acertada y esperamos que en breve se pueda reconstruir la que aún falta.
La Asociación considera fundamental para la adecuada interpretación de la muralla y la identificación del interior-exterior de la ciudad, la reconstrucción de la brecha sobre la avenida, de forma que se conecte el nuevo adarve con la puerta de la Trinidad y que en dicha reconstrucción se apliquen los criterios empleados en Olivenza, huyendo de pasarelas tipo Cor-ten, metacrilatos, hormigón y sustentaciones similares que confundirán aún más al observador, pues pensará que uno y otro lado de la calle no tienen nada que ver y que la pasarela es para salvar el tráfico como si fuera un puente en la “autopista”.
Fdo.: Asociación Cívica “Ciudad de Badajoz”.
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