29 enero 2017

Nota de Prensa: PROPUESTA PARA REVITALIZAR LA PLAZA ALTA DE BADAJOZ

Nadie duda en la actualidad del magnífico resultado de la rehabilitación de la Plaza Alta de Badajoz, cuyo proceso, aunque muy avanzado, no está totalmente concluido.

Vista la degradación de la plaza, su olvido como espacio urbano y su lamentable aspecto de hace ya unos lustros, no podemos sino alegrarnos del resultado, de haber recuperado una bellísima plaza, tan heterogénea en tipologías, haberla limpiado de aditamentos que la afeaban, la ocultaban; haberla adecentado, restaurado, habilitado para viviendas y locales, y abierto al normal entramado de la ciudad, recuperando su aspecto histórico y su monumentalidad.

Dicho esto, y pensando no en los aspectos formales de la plaza, sino en su significado histórico desde sus inicios hasta su declive a partir de mediados de los años 70 con el traslado del edificio metálico al Campus de la Universidad, la Asociación Cívica Ciudad de Badajoz ha pensado en proponer una nueva orientación de los bajos de la plaza, de tal forma que éstos contribuyan a recuperar el ámbito mercantil, de intercambio ciudadano continuado y bullicioso que siempre tuvo la plaza.

Es indudable que el establecimiento de locales para asociaciones y sedes administrativas se hizo con la mejor de las intenciones posible, que era la de dar vida a una plaza que no se quería dejar fosilizar con su renacida configuración. Sin embargo, a la Plaza le falta esa nota de intercambio, de trajín ciudadano, de faena diaria que hace ir y venir y deambular a un público variopinto e inquieto.

Salvo un par de terrazas, que atrae ese ambiente al frente occidental y más cercano al Arco del Peso y Moreno Zancudo, el resto de la Plaza, el fondo, y el lateral de las antiguas casas consistoriales suele ofrecer un aspecto solitario, desangelado, totalmente impropio de una plaza porticada española donde precisamente el arco y la galería porticada eran la prolongación exterior del mercado (como bien puede leerse en las rotulaciones antiguas de los tímpanos de las casas coloradas).

Pensamos que un casco antiguo con innúmeros espacios vacíos con capacidad de albergar sedes, asociaciones, concejalías, locales administrativos, no debe privar del ambiente de intercambio, más privado y variado, a los locales de la Plaza Alta, los cuales se deberían de ofrecer como espacios de negocios, bien para hostelería o pequeño comercio adecuado a la zona, para ofrecer productos representativos de nuestra ciudad, para hacer confluir a pacenses y visitantes, hacernos ir de un frente a otro, cruzando el impresionante espacio enmarcado por la historia, permitirnos asomarnos, curiosear, ver, oler, oír, sentir, admirar, preguntar… Eso sólo lo puede ofrecer un mercado, un lugar donde comprar, comer, tomar algo, donde haya una clientela y un producto diario. En cambio, las sedes administrativas y asociaciones pueden buscar acomodo en múltiples lugares igualmente dignos y emblemáticos de nuestro rico casco antiguo, donde puedan ejercer su importante función en un entorno igualmente adecuado y atractivo.

De la observación de otras plazas mayores de España, cuya riqueza nos hace ser un referente mundial en arquitectura, originalidad y ordenación urbana, observamos que no sólo se refuerza y cuida la monumentalidad de dichas plazas, sino su significado como función urbana, como marco de actividades. Esta carencia la observamos en la Plaza Alta de Badajoz. Los esfuerzos en este caso por cumplir la carta de Venecia de 1964 se han llevado a cabo sólo en su mitad formal, mientras que ésta hace referencia a los aspectos históricos de valoración y significado. Más concretamente, en su Artículo 3: “La conservación y restauración de monumentos tiende a salvaguardar tanto la obra de arte como el testimonio histórico.” Lo cierto es que, habiéndose recuperado la forma y estructura de la plaza, no se ha recuperado el contenido humano que la caracterizaba y la hacía estar rebosante de actividad.

José Manuel González González, uno de los mayores estudiosos de la Plaza Alta, en su libro “La Plaza Alta de Badajoz” expone que “El número de mercaderes asentados en la plaza fue elevado en ambos siglos [XV y XVI], como consecuencia de la importancia de la plaza como centro comercial.” Igualmente el mismo autor afirma, sobre la ampliación de finales del siglo XVII y principios del XVIII, tras el abandono del comercio por la ruina acaecida tras los bombardeos de las guerras con Portugal, que “Una de las razones que impulsaron el apoyo constructivo del poder religioso fue la promesa del Ayuntamiento de traer el comercio de la ciudad a la plaza, una vez que finalizaran las obras.” Para rematar el paralelismo histórico entre auge de la Plaza Alta y desarrollo comercial por un lado, y ruina y abandono de la misma con desaparición del comercio, por otro, citamos a Justo Cabezas en “Callejero de Badajoz”: “La estructura metálica se trasladó entontes al campus universitario, donde permanece hoy. La supresión del mercado originó una pérdida de la función comercial y la progresiva degradación de la plaza y su entorno.”

Luis García de Valdeavellano en su libro “El Mercado. Apuntes para su estudio”, expone que “A la noción de la tienda abierta tan sólo una vez al año, una vez a la semana, sucede la de la tienda abierta todos  los  días y durante todo el día; la noción de mercado desaparece ante la noción de plaza de comercio.” Esto da una idea de la relación tan estrecha entre plaza mayor o de mercado y comercio, idea que no debe desaparecer para comprender mejor el contexto histórico de la plaza, a pesar de las características tan diferentes que hoy en día pueda tener el comercio, o que dentro de comercio incluyamos, por extensión, negocios de hostelería, a medida de las antiguas tabernas o mesones también próximos a los lugares de comercio, como la Posada del Sol, en el frente nororiental de la Plaza Alta, también llamada Casa Mesón del Sol, o el Mesón de la Estrella, datados en el siglo XIX.


Nuestra propuesta es que los bajos de la Plaza Alta sean ofrecidos a particulares que puedan establecer negocios de hostelería, pequeño comercio o servicios acorde al significado comercial y popular de la Plaza y a su impronta como lugar emblemático y monumental de Badajoz, a la vez que reubicar los servicios que actualmente se ofrecen en ese lugar en lugares que les permita cumplir su misión con la misma eficacia y dedicación.

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